Para muchos grupos sociales, es su único acceso a la educación, el empleo, el ocio o la atención médica, y la participación activa en la sociedad depende del uso seguro del transporte público. Por lo tanto, los pasajeros muestran antecedentes demográficos y sociales muy diversos: en la mayoría de las ciudades, más de la mitad de los pasajeros son mujeres. Los grupos de bajos ingresos a menudo dependen únicamente del transporte público. Las personas con movilidad reducida necesitan un sistema de transporte altamente accesible. Hay una variedad creciente de orígenes étnicos entre los pasajeros, especialmente en los grandes centros urbanos. Para las empresas de transporte público, esto significa que no se trata solo de encontrar las habilidades adecuadas, sino también de reflejar la diversidad de grupos sociales y demográficos en sus segmentos de clientes.
Además, el equilibrio de género y la contratación de mujeres en el transporte público juegan un papel esencial en la gestión de la diversidad: aquí es donde las políticas inclusivas pueden marcar la mayor diferencia, dada la alta proporción de mujeres entre los clientes en comparación con una proporción relativamente baja de mujeres empleadas por la industria.
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