El transporte es uno de los pilares fundamentales para el desarrollo de los países dado que facilita el movimiento de personas y mercancías, impulsa el crecimiento económico, mejora la calidad de vida, promueve la integración social y territorial y es esencial para el desarrollo integral. Por esto, es esencial que los gobiernos prioricen la formulación adopción y puesta en marcha de políticas nacionales sólidas, inclusivas y sostenibles para el transporte que generen un mejoramiento de la infraestructura y los servicios, promuevan el crecimiento económico, reduzcan las desigualdades, protejan el medio ambiente y garanticen la seguridad de los ciudadanos. Además, dichas políticas deben permitir la adaptación a las tendencias globales y aprovechar nuevas oportunidades.
Más del 80% de los mexicanos viven en áreas urbanas, lo que exige sistemas de transporte eficientes, accesibles, seguros y sostenibles para mejorar la calidad de vida de millones de personas y asegurar un desarrollo urbano equilibrado y ambientalmente responsable. El transporte público colectivo urbano es la columna vertebral de la movilidad, especialmente en las grandes ciudades y es esencial para el bienestar de la población en México.
La ausencia de una política nacional unificada ha provocado la fragmentación de los sistemas de transporte, lo que ha resultado en congestión vehicular, tiempos de traslado excesivos y un impacto negativo en la productividad. La formulación, adopción y puesta en marcha de una política nacional permitirá la planificación estratégica de redes de transporte que ofrezcan soluciones eficientes y sustentables, como la implementación de autobuses eléctricos, sistemas de transporte masivo y la promoción de modos de transporte no motorizados como la bicicleta. Este tipo de políticas fomentan la sostenibilidad en el transporte, reduciendo la dependencia del automóvil privado y promoviendo el uso de alternativas más limpias y eficientes, lo que disminuye el impacto ambiental de este sector, responsable de una gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero en México.
Por lo tanto, es de celebrar la reciente adopción de la Política Nacional de Transporte Público Colectivo Urbano – PNTPCU – en México, que contribuirá a la creación de ciudades más inclusivas, sostenibles y eficientes garantizando el derecho a la movilidad mediante el transporte público como una herramienta para reducir la desigualdad, mejorar la movilidad y combatir el cambio climático. Esta política aborda temas como la accesibilidad, sostenibilidad, seguridad, financiamiento y gobernanza, aspectos clave para enfrentar los desafíos que presentan las ciudades mexicanas en el siglo XXI y para mejorar la calidad de vida de millones de personas.
La implementación de la Política Nacional de Transporte Colectivo Urbano permitirá alinear objetivos estratégicos con las necesidades y capacidades locales, asegurando una movilidad eficiente, inclusiva y sostenible en todo el país. Uno de los aspectos clave que se espera mejorar es la coordinación y planificación estratégica a largo plazo que permitirá construir una visión clara y unificada para que los esfuerzos por mejorar la infraestructura y los servicios del transporte público sean mucho más efectivos optimizando los recursos y evitando duplicidades o proyectos innecesarios.
La política será el marco para coordinar los esfuerzos entre los gobiernos locales, estatales y federales asegurando que todas las ciudades y regiones trabajen bajo un enfoque estratégico común. Además, promoverá la participación ciudadana y la gobernanza participativa, facilitando el diálogo entre los usuarios del transporte, las autoridades y los empresarios del transporte, lo que resultaría en mejores decisiones y servicios más eficientes. La visión empresarial será fundamental para el éxito de la Política Nacional y ayudará a crear un sistema de transporte más equilibrado y ajustado a las realidades operativas.
A nivel nacional, el gobierno establecerá normas y directrices generales que garanticen la homogeneidad en el sistema de transporte, asegurando que las políticas de movilidad sean coherentes con los objetivos nacionales, como la reducción de emisiones o la integración modal. Las autoridades locales que conocen mejor las particularidades de sus entornos urbanos podrán adaptar esas directrices a las realidades locales, asegurando que las estrategias nacionales no sean demasiado generales ni inaplicables en cada ciudad. Este enfoque también implicará el fortalecimiento de la institucionalidad y los equipos técnicos a nivel local.
La implementación de la política deberá enfocarse en el desarrollo de redes de transporte interconectadas, que no solo cubran las áreas centrales de las ciudades, sino también las zonas periféricas y rurales, reduciendo las desigualdades en el acceso a los servicios urbanos. Un transporte público bien planificado fomentará el desarrollo urbano ordenado y permitirá la planificación del uso de suelo en función de los corredores de movilidad, facilitando la creación de ciudades más compactas, accesibles y eficientes.
Mejorar la eficiencia y calidad será clave para que más personas elijan el transporte público en lugar del automóvil. Esto se logrará mediante la implementación de sistemas de transporte inteligente que optimicen las rutas, minimicen los tiempos de espera y proporcionen información en tiempo real a los usuarios. Además, será crucial garantizar la infraestructura adaptada para personas en condición de discapacidad, adultos mayores, mujeres y otros grupos vulnerables.
‘La adopción de la Política Nacional de Transporte Colectivo Urbano en México depende en gran medida de la colaboración entre los empresarios del transporte y las autoridades gubernamentales.”
Otro de los objetivos de la política será garantizar que todos los ciudadanos, independientemente de su ubicación, ingresos o condición física, tengan acceso a un transporte público colectivo adecuado. Esto requerirá la mejora de la infraestructura y los servicios en áreas marginadas o alejadas de los centros urbanos y la adaptación del transporte para personas en condición de discapacidad. También implicará el diseño de redes de transporte multimodal que conecten de manera eficiente las zonas periféricas con los centros de empleo, educación y servicios.
La política promoverá la inclusión de la innovación y la tecnología en la planificación del transporte, el uso de sistemas inteligentes, aplicaciones móviles y plataformas de análisis de datos puede transformar la manera en que se planifica, gestiona y utiliza el transporte público.
México se enfrenta a compromisos globales en cuanto a la reducción de emisiones de carbono y la lucha contra el cambio climático. La sostenibilidad ambiental es un enfoque clave de la política que contribuirá tanto a la mitigación del cambio climático como a la mejora de la calidad del aire, reduciendo enfermedades respiratorias y cardiovasculares relacionadas con la contaminación, con beneficios directos para la salud pública. Esto es esencial para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, especialmente en materia de cambio climático y ciudades sostenibles.
En este sentido avanzar en la aplicación de política nacional fomentará la transición hacia vehículos eléctricos o de combustibles limpios para el transporte público colectivo. Así mismo incentivará el uso de medios de transporte no motorizado, como bicicletas y caminatas, complementando la infraestructura de transporte público con ciclovías y espacios peatonales seguros. Además, se desarrollarán programas de concientización sobre los beneficios ambientales del uso del transporte público colectivo en comparación con el uso del automóvil particular.
Como parte del desarrollo de la Política Nacional de Transporte Público Colectivo Urbano se deberán establecer lineamientos claros para mejorar la seguridad del servicio, implementando tecnologías de videovigilancia, botones de pánico y sistemas de monitoreo en unidades y estaciones para disuadir el crimen y facilitar una respuesta rápida ante emergencias. Así mismo, será clave capacitar a conductores y personal de transporte público en protocolos de seguridad, atención a usuarios y derechos de las mujeres para combatir el acoso y la violencia, con un enfoque especial en la protección de las mujeres y grupos vulnerables. Los responsables de la aplicación de la política deberán hacer frente a los problemas de seguridad vial al establecer regulaciones claras, mejorar la infraestructura y promover campañas de concientización y educación vial que permitan disminuir los índices de accidentes y mejorar la seguridad ciudadana.
Finalmente, el financiamiento es un desafío crítico para garantizar un sistema de transporte público eficiente y de calidad. Este sector requiere inversiones significativas, tanto en infraestructura como en su operación incluyendo sistemas de pago electrónicos, la gestión de flotas y los sistemas de información en tiempo real, además de su mantenimiento.
El gobierno nacional y los gobiernos locales, como responsables del cumplimiento de la política deberán establecer mecanismos claros de financiamiento, que incluyan tanto fondos públicos como privados. También deberán fomentarse esquemas de financiamiento mixto, con participación pública y privada, así como asociaciones público-privadas (APP) para la construcción y operación de proyectos de transporte masivo. Además, es esencial establecer fondos específicos para el mantenimiento y renovación de flotas, asegurando que el servicio no se deteriore con el tiempo, e incentivar el uso de tarjetas de pago electrónicas y sistemas integrados de cobro para mejorar la eficiencia en la recaudación y el uso de los recursos.
La clave es que estos esquemas de financiamiento sean sostenibles a largo plazo, garantizando que las infraestructuras se mantengan en buenas condiciones y que los servicios se ofrezcan de manera continua. Aunque el nivel nacional suele contar con mayores recursos financieros y técnicos para apoyar el desarrollo de proyectos de transporte público, los gobiernos locales son responsables de la implementación directa de esos proyectos. Reforzar los mecanismos de coordinación asegurará un uso eficiente de los fondos y garantizará que los proyectos sean viables tanto económica como técnicamente.
En el marco de la política nacional deberán ofrecer incentivos económicos y técnicos, exigiendo compromisos claros por parte de los empresarios del sector para cumplir con los objetivos ambientales. La transición hacia un transporte más sostenible es inevitable, y aquellos empresarios que lideren este cambio pueden beneficiarse de un mercado en expansión que favorece el transporte limpio.
El financiamiento del transporte público requiere también la participación de los empresarios. Por ello, la implementación de la política deberá incentivar a los gobiernos a diseñar mecanismos de apoyo, como subsidios, créditos blandos o incentivos fiscales que faciliten la adquisición de vehículos eléctricos o híbridos, tecnologías de pago electrónico, y sistemas de monitoreo y gestión en tiempo real.
El éxito de la Política Nacional de Transporte Colectivo Urbano dependerá en gran medida de que los modelos de negocio del transporte público sean económicamente viables para los empresarios. Será fundamental trabajar en garantizar tarifas sostenibles para las personas usuarias, permitiendo al mismo tiempo que los empresarios obtengan ingresos suficientes para mantener la calidad del servicio. Esto puede lograrse mediante la creación de fondos de compensación o esquemas de subsidios cruzados que eviten que los costos se transfieran íntegramente a los usuarios. Para los empresarios del transporte, la política debe representar no solo una serie de nuevas regulaciones, sino también una oportunidad de mejorar su modelo de negocio, ofrecer un servicio de mejor calidad y contribuir activamente al desarrollo sostenible de las ciudades mexicanas.
En conclusión, la adopción y puesta en marcha de la Política Nacional de Transporte Público Colectivo Urbano beneficiará no solo a las personas usuarias, sino también a la economía en general. Un transporte más rápido y eficiente permite que las personas lleguen a tiempo a sus lugares de trabajo, mejorando la productividad laboral y, en consecuencia, la competitividad de las ciudades. Además, la construcción y mantenimiento de infraestructuras de transporte generará empleo directo en sectores como la ingeniería, la construcción y la tecnología. La adopción de la Política Nacional de Transporte Colectivo Urbano en México depende en gran medida de la colaboración entre los empresarios del transporte y las autoridades gubernamentales. Aunque existen desafíos relacionados con el financiamiento, la modernización y la profesionalización, también se abren oportunidades significativas para transformar el sistema de transporte en uno más eficiente, inclusivo y sostenible.
La formulación, adopción y puesta en marcha de una política nacional permitirá la planificación estratégica de redes de transporte que ofrezcan soluciones eficientes y sustentables, como la implementación de autobuses eléctricos, sistemas de transporte masivo y la promoción de modos de transporte no motorizados como la bicicleta.
La adopción de la Política Nacional de Transporte Colectivo Urbano en México depende en gran medida de la colaboración entre los empresarios del transporte y las autoridades gubernamentales.
Más del 80% de los mexicanos viven en áreas urbanas, lo que exige sistemas de transporte eficientes, accesibles, seguros y sostenibles para mejorar la calidad de vida de millones de personas.